“Tenemos la nostalgia divina de Dios.”
Somos pequeñas partículas diseminadas por doquier.
Así como el árbol que derrama sus cápsulas de semillas y luego ésas cápsulas estallan en miles de esporas que el viento las arrastra lejos hasta asentarse en la tierra y comenzar una nueva vida aislada de él.
Cada una de esas esporas somos los seres que él ha creado.

Por eso sentimos nostalgias, sentir la desolación y la soledad en un basto universo al cuál no podemos descifrar ni comprender.
Nos embarga un sentimiento de soledad devastador, como si no estuviéramos completos, como si algo más nos faltara para sentirnos enteros; sentimos la urgente necesidad de volver a reunirnos y unirnos a eso que una vez nos creó y envió a sentir y experienciar la vida, fuera del todo que la conforma.
Pero al final del viaje cuando todo haya pasado, como un inmenso imán seremos absorbidos hacia él, recogiendo nuestras extremidades igual que dentro del vientre materno. Volveremos a la fuente donde éramos y nos sentimos plenos de amor consciente. JP.
Lunes 08 de Febrero 2021